El buen profesional de la hostelería y restauración necesita mantenerse bien informado sobre el mundo del café. Las principales alternativas, en lo que a consumo de esta infusión respecta, son el café en grano, valorado por conservar sus propiedades: sabor, textura, aroma, acidez, color… Y el café soluble, con el que podemos escoger la fuerza de la bebida, mediante la adición de más o menos producto al agua.
Cada modalidad cuenta con dignos exponentes para disfrutar de un buen café.
Café en grano
El café en grano requiere de un molinillo, que se utiliza justo en el momento que se va a consumir para conservar todo su aroma.
Se trata de la alternativa más natural. El hecho de que no se le añada ningún tipo de aditivo, permite entre otras cosas, que se conserven mejor sus propiedades y por ello, suele ser considerado este como el mejor café, ya que se conserva la esencia natural del grano.
Café soluble
El café soluble se caracteriza por la rapidez y facilidad con la que se prepara. Tan solo basta con calentar el agua y colocarla en una taza a la que previamente se le haya añadido el polvo de café, luego se bate y finalmente, se obtiene la infusión en pocos minutos.
Durante la primera y segunda guerra mundial, los ejércitos lo incluyeron en el menú diario de los soldados. Luego llegó a los hogares, siendo en la actualidad una de las alternativas más populares.